viernes, 2 de julio de 2010

¿Qué hacer para superar el estrés?


¿Qué hacer para superar el estrés? (sin ayuda profesional)

Si somos capaces de progresivamente introducir gran parte de los cambios en nuestra vida que proponemos a continuación, es muy probable que podamos prevenir y evitar que en el futuro el stress nos domine.

Conocer las causas de nuestro stress.

Como en cualquier enfermedad, para que los síntomas desaparezcan, hay que buscar la causa que los provoca. Buscar las circunstancias de nuestro entorno o nuestra vida que nos crean problemas o malestar, eliminarlas y/o solucionarlas. Si no es posible, aprender a vivir con ellas (técnicas de autocontrol).

Relajarse:

Al relajarnos nos desbloqueamos, detenemos la activación del organismo. Esto es lo que puedes hacer:

  • Practicar 15 ó 20 minutos diarios técnicas de relajación, si no las conocemos, la siesta es una buena opción.
  • Aprender a respirar: inspirar lenta y profundamente llenando el abdomen, expirar lentamente.
  • Actividades relajantes como masajes, la hidroterapia (balnearios de aguas termales y talasoterapia), oír música relajante, sin estridencias. Tai-chi, yoga.

Cambios en nuestra vida:

  • Replantearnos nuestro estilo de vida, cambiar nuestros objetivos y prioridades, lo que es y no es importante.
  • Organizar bien el tiempo:
    • Planificar diariamente lo que queremos hacer, ordenar por prioridad y organizar la forma de hacerlo.
    • Evitar la acumulación de tareas, descartar lo innecesario o delegar lo que no podemos hacer.
    • Evitar las prisas y la precipitación, sólo conducen a errores y pérdidas de tiempo.
  • Dedicar un tiempo para nosotros mismos. Cada día un tiempo para “parar y disfrutar”, para desconectar y hacer algo que nos gusta.
  • Separar el trabajo de la vida personal, no llevar trabajo a casa, olvidarnos de él cuando no trabajamos.
  • La rutina puede producir tensión, insatisfacción y aburrimiento, buscar hacer cosas distintas cada día.


Cambios en nuestra forma de pensar y sentir:
  • Ser positivos y optimistas. Pensar en negativo, produce tensión en el organismo (ritmo cardiaco, tensión muscular, arterial…)
  • Pensar y valorar lo que tenemos, los pequeños placeres diarios, y no en lo que carecemos. Alegrarnos de lo que nos sale bien y olvidarnos de lo que sale mal.
  • No sólo ver el lado negro de las cosas, sino también el lado blanco, y los grises intermedios.
  • Considerar las tareas desagradables, las dificultades, los obstáculos como parte del quehacer diario, no como obstáculos insalvables, pensar en  soluciones.
  • No torturarse pensando en el fracaso antes de que ocurra, sino qué hacer si ocurre.
  • No anticipar las tragedias. Como, por ejemplo, los padres que viven angustiados porque temen que su hijo tenga un accidente cada vez que sale con el coche…
  • Evitar generalizar: “todo lo hago mal, nadie me quiere, todo me sale mal, todo el mundo está en contra mía…”
  • Aceptarnos como somos y aceptar a los demás, ser tolerantes con los errores propios y ajenos.
  • Tomar con sentido del humor las situaciones por las que estamos atravesando, sobre todo cuando no tienen solución. Ridiculizar los problemas. Reírnos de nosotros mismos.
  • Reír, a carcajada limpia, libera más tensión que un ejercicio físico intenso. Libera endorfinas, sustancias que producen el bienestar.

Hablar y compartir con personas de confianza nuestros problemas:

Hablar de ello, expresar nuestros sentimientos, libera tensión emocional. Contar los problemas los relativiza, y tenemos la opinión de quien los ve desde fuera.

Vida sana:

  • Dormir lo necesario, el sueño debe ser reparador.
  • Hacer ejercicio físico, no necesariamente intenso. Debe ser divertido y agradable. Por ejemplo, salir a caminar unos minutos.
  • Comer bien con una dieta equilibrada y con tiempo suficiente.
  • Evitar los excitantes (café, té). Evitar el tabaco, el alcohol y otras drogas.

¿Qué es y causa el estrés?

¿Qué es y causa el estrés?
 
El stress es la reacción normal del organismo que nos da energía para responder ante las demandas de la vida. Este es el estrés bueno. El malo ocurre cuando las exigencias son excesivas, y el organismo y nuestra mente se bloquean.

En la vida pueden suceder acontecimientos o situaciones negativas graves como fallecimientos, enfermedad grave, ruina económica, accidentes… o situaciones traumáticas y dramáticas que por sí mismas estresan, y para superarlas casi siempre es necesaria la ayuda profesional.

Pero aquí hablaremos del estrés cotidiano que todos podemos sentir en algún momento de nuestra vida, y que es superable (si no se cronifica) reconociendo el problema y haciendo algunos cambios en nuestra vida.

¿Estamos estresados? ¿Cómo nos sentimos cuando estamos estresados? Síntomas.

El estrés se manifiesta con un conjunto de síntomas difusos sin causa física aparente. Aparecen problemas físicos y psicológicos:
  • Problemas físicos: Sensación general de cansancio. Molestias estomacales. Contracturas y/o dolores en mandíbulas, cuello, espalda, piernas o brazos. Respiración acelerada, sensación de que falta el aire, tensión alta, palpitaciones. Mareos. Dolores de cabeza. Incluso problemas en la piel como sudoración excesiva o sarpullidos, o caída del cabello…
  • Síntomas psicológicos: Irritabilidad excesiva, malhumor constante, todo te irrita, falta de concentración, lapsus o bloqueos de memoria, despistes frecuentes, problemas en el sueño, visión pesimista de la realidad, tristeza, nerviosismo, ansiedad, siempre preocupado, miedo a fracasar, …

¿Por qué nos estresamos? Causas


El estrés está causado por una combinación de motivos de origen externo e interno:

Causas externas:

Lo que nos ocurre a nuestro alrededor, que solemos achacar, a los niños, el trabajo, el jefe que es un…, el tráfico, el ruido, dificultades económicas, inseguridad …

Cambios en nuestras vidas ajenos a nuestra voluntad y no deseados, como un despido, un divorcio, una jubilación… También por acontecimientos o cambios vitales positivos y deseados, como ser padres, que nos toque la lotería, un ascenso en el trabajo, enamorarse…

Causas internas:

Son el motivo principal de nuestro malestar, por que los problemas ocurren a todos y no todo el mundo se estresa. Es lo que ocurre dentro de nosotros cuando nos estresamos, tanto física como psicológicamente:
  • Físicamente: El stress no aparece de repente, es conveniente saber cómo llegamos a esta situación, existen unas fases:
    • 1º Fase de alarma: Normal y necesaria. Ante una situación difícil o nueva el organismo libera adrenalina, aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y se tensan los músculos. Nos ayuda, nos da energía para reaccionar bien.
    • 2º Fase de resistencia: No se debe ignorar. La situación estresante y sus exigencias se mantienen, y nuestro organismo se mantiene activado. Aparece el cansancio, pero cuando la situación estresante desaparece, el organismo vuelve a la normalidad.
    • 3º Fase de agotamiento: Conviene actuar para evitar males mayores. Cuando la situación estresante se mantiene demasiado tiempo, nuestro organismo está permanentemente activado, aunque el hecho que nos tensiona desaparezca. Aparecen problemas físicos y psíquicos que hemos citado. Estamos bloqueados, hasta lo más sencillo nos resulta muy complicado.
  • Psicológicamente: Según sea nuestra forma de interpretar lo que nos sucede o lo que nos hacen los demás, la forma en que lo sentimos, qué nos decimos a nosotros mismos ante las situaciones problemáticas… nos genera más tensión o no. Ejemplos:
    • Quedarse sin trabajo, será muy estresante para quien piense de sí mismo que no sirve para nada, pero no lo será para quien se sienta preparado y con fuerzas para buscar otro mejor.
    • Conducir es estresante para quien va anticipando accidentes, o piensa que quien le adelanta le está vacilando.
    • Los errores de los demás estresarán a quien crea que los cometen para fastidiarle.
Esta forma de pensar se traduce en una mayor activación del organismo. Además, cometemos más errores, y entramos en un círculo vicioso en el que van aumentando las molestias y el malestar.

Para estrenarnos es tan importante lo que nos ocurre en nuestra vida como lo que pensamos sobre eso que nos ocurre. Es por esto, que puede estar estresado una persona sobrecargada de actividades y problemas, con una actividad frenética, pero también quien aparentemente lleve una vida tranquila, pero está insatisfecho, es infeliz, como una persona muy tímida, una persona jubilada, un ama de casa o un parado…

El estrés es una señal de que somos infelices.

El mundo a través de un cristal invisible.


El mundo a través de un cristal invisible.

10 de Octubre.- Día Mundial de la Salud Mental. Dirigido a todas las personas que no entienden una enfermedad que padece una de cada 100.

¿Quieres saber qué es de verdad la esquizofrenia?

Caminando por la calle caminan junto a ti, uno de cada cien (parece que no es mucho). Es un chico o una chica al que puede que conozcas, piensa que conoces a muchas personas, muchas más de cien. A lo mejor fue contigo al colegio, quizá sea ese chico de la foto, no más de siete años, disfrazado de Spiderman el día de carnaval. ¿Será aquel o aquella que te besó en un rincón del bar casi sin saber cómo se hacía? Aquel que se sentaba en primera fila, o en la última. Entonces nadie sabía nada.

Lo que es casi seguro es que lo conoces, porque una de cada cien personas son muchas personas. Una de cada cien personas que conoces. Piensa en ello porque en tu trabajo será tu compañero, en tu vida quizá un amigo tuyo, tú mismo podrías ser ese número cien. Y es como tú, pero un día, por un pequeño traspiés de las neuronas, algo cambia. Y el mundo en el que vive pasa a ser inexplicable y misterioso. Nada tiene sentido. De repente hay un cambio y la vida se vuelve tan complicada y dolorosa… Lo he visto cientos de veces, pero sé que nunca podré imaginar el dolor y el miedo. Para cada persona es distinto. A veces se escuchan voces sin palabras, las cosas adquieren un brillo de falsedad o pasa que las ganas de vivir se desinflan, como si uno se alejase infinitamente de ese mundo en el que vive, como si un cristal invisible te separara del resto.
 
Y cuando intentan explicarlo a sus amigos o a sus padres, estos no comprenden nada. Les miran, primero sorprendidos, después con el miedo de la incomprensión. A la búsqueda de una explicación y de una cura, de volver a aquella vida que sí vivían que no era como esta falsa película que tienen ahora, preguntan en las iglesias, en los despachos, en las comisarías, en los hospitales… No sé qué respuestas podrán dar los sacerdotes, los abogados… sí puedo decir qué les respondemos nosotros, los médicos. Es una enfermedad que alcanza a la mente. Se llama esquizofrenia. No significa que uno este loco, no significa que uno se haya vuelto tonto. Es que la mente, lo que es uno de verdad, se agrieta en algunas partes, con un dolor terrible. Y el mundo se agrieta con la mente y se vuelve difícil de vivir.

Una de cada cien personas vive en este infierno particular que no puede compartir con nadie. El mundo no es fluido para ellos. Las pastillas a veces ayudan pero otras no del todo. Los amigos y la familia se apartan porque tampoco entienden nada. Tu amigo, probablemente solitario y tímido, se queda en su cuarto por las tardes, intentando entender qué es eso que le ocurre. Esto es la esquizofrenia, nada que ver con las tonterías que cuentan las películas, con los miedos de la gente. Si quieres puedes ayudarle, es tan fácil como quedar un día para hablar o ir al cine...”


Extraído de un artículo de NeuroPsi.com – Remitido por Mª Amparo Martos Plá

Mal de Amores (I).

Mal de Amores (I).

La vivencia que tenemos las mujeres de que nuestros problemas con el amor y el sexo son diferentes (incluso mayores) que los de los hombres, es un hecho constatado con frecuencia en las consultas de Psicología. Con éste vamos a iniciar una serie de artículos sobre algunos de los problemas más comunes en este campo por los que, por una razón o por otra, sufren las mujeres, y la forma de afrontarlos.

Las mujeres, en general, tienen una tendencia fácil a sentirse inadaptadas sin el amor de un hombre, a ser dependientes y necesitar la aprobación y el amor de los demás, a reprimir y contener su sexualidad, incluso, a permitir ser explotadas sexual y personalmente. Tendencia que está provocada y se agudiza más cuanto más machista es la cultura en que una mujer se educa y desarrolla.

Una de las fuentes de sufrimiento de muchas mujeres es hacer del amor no solamente una parte importante de sus vidas sino lo único y más importante de toda su existencia. Si tienes la creencia de que, necesariamente, has de formar parte de una pareja íntima, y es indispensable para tu vida estar acompañada por alguien que se preocupe cariñosamente por tí hasta el fin de tus días, cuando esta urgente necesidad de amar y ser amada no sea satisfecha plenamente, puedes llegar, literal o figuradamente, a lamer el culo (o el pene) de cualquier hombre (…o persona). Además, cuando crees que has fracasado en tu intento de asegurar tu amor, o cuando eres rechazada o abandonada, te sumerges en un estado de desesperada soledad, depresión, inutilidad o deseos de suicidio.

Este estado de malestar emocional intenso es consecuencia de una forma de pensar e interpretar el fracaso o el abandono, diciéndote a ti misma o pensando sobre ti misma cosas como las siguientes...

  • «Es horrible que mi amante (o pareja potencial) me rechace».
  • «No puedo soportar verme rechazada».
  • «Debería haber sido más guapa, más inteligente, más cariñosa... para que no me rechazara».
  • «Como no hice lo que debería haber hecho con él, soy una porquería de persona».
  • «Puesto que soy una inútil, cualquier hombre con el que salga se dará cuenta de ello y nunca podré tener una relación estable con alguien que me guste».
  • «Como esto es así la vida no merece la pena vivirse...»
Esta forma de pensar es errónea, dañina, y la causa de tu malestar emocional. En próximos artículos de entrenosotras, comprobarás lo erróneo de tus razonamientos y podrás afrontar el rechazo sintiéndote equilibradamente triste y afectada, pero capaz de utilizar la experiencia de lo vivido para ayudarte.

Mal de Amores (II). El “Amor sensiblero”.


Mal de Amores (II). El “Amor sensiblero”.

Las mujeres, como Lord Byron señaló poéticamente, tienden a hacer del amor no solamente una parte de sus vidas sino toda su existencia. Aunque el movimiento de liberación de la mujer está cambiando esto, todavía, por término medio la mujer, casada o soltera, tiende a creer que tiene que formar parte de una pareja, que ha de estar acompañada con seguridad por alguien que se preocupe cariñosamente de ella hasta el fin de sus días. En consecuencia, cuando existe alguna posibilidad, y ciertamente la habrá a lo largo de su vida, de que su urgente necesidad de ser amada no sea satisfecha plenamente, se sumerge en un estado de desesperanza, soledad, depresión, inutilidad, desesperación…

Si te sientes identificada con estas palabras vives el amor de un modo poco saludable y adaptativo, porque amar te hace sufrir. Es, lo que vamos a llamar, el “Amor sensiblero”, amor dependiente. Cuando lo vives de este modo, al ser rechazada por tu pareja te sientes intensamente mal, un malestar que va más allá de la decepción y la frustración.

Si este es tu caso, debes detenerte a analizar cuáles son los pensamientos que tienes sobre el fracaso sentimental. Descubrirás que te dices a ti misma ideas negativas y dañinas sobre tu persona, tu comportamiento y sobre lo ocurrido.

¿Y la solución?

A continuación analizaremos racionalmente algunas de estas ideas negativas y autodestructivas que inundan tu mente cuando aparece el fracaso amoroso. Has de intentar analizar y racionalizar lo que sientes y piensas, discutir tus ideas negativas sobre lo vivido, reducir su dramatismo. Te invito a reflexionar, a aplicarlo a tu propia vida, a discutir contigo misma sobre los pensamientos que exponemos. Intenta sorprenderte haciendo alguno de estos razonamientos negativos y discútelos con las ideas que te propongo.
 
1- ¿Por qué es horrible si tu amante/pareja (o potencial amante/pareja) te rechaza? Es horroroso el rechazo de una persona a la que amas tan profundamente. Cuando repites que es horrible que te haya dejado aceptas que es lo más desagradable o perjudicial que te puede ocurrir… pero si reflexionas te será fácil encontrar experiencias vitales más dolorosas. Es desagradable, no te hace feliz, te entristece, pero no es lo peor.
 
Piensas que no debería haber ocurrido, ¿acaso lo que es desagradable nunca debería ocurrir? ¿Existe alguna razón por la que no deberían ocurrir las cosas que no deseas que ocurran? ¡Ninguna! ¿Cuántas cosas nos ocurren diariamente que no deseamos? ¡Muchas! no podemos evitarlas, las aceptamos… En realidad, preferirías que no ocurriera, pero nadie puede evitar que ocurran cosas desagradables, por tanto, acéptalas como uno más de los avatares de la vida.
 
2- “No puedo soportar ser rechazada”… ¿no puedes soportarlo? Nunca te gustará que te rechacen, pero lo que no te gusta lo puedes soportar bastante bien, puedes sobrevivir a pesar de ello, puedes, incluso, si dejas de lloriquear y quejarte, puedes ser feliz sin él, si dejas de tener lástima de ti misma, quizás no tan feliz, pero, en todo caso, sigues teniendo capacidad para disfrutar y vivir.
 
3- “Debería haber sido más guapa, más inteligente, más cariñosa... y así no me hubiera rechazado”. Hubiese sido estupendo tener las cualidades que a él le encantan, pero tú no debes ser otra cosa, eres como eres y es preferible aceptar la realidad. Sólo porque hubiese sido deseable tener una u otra cualidad para agradarle no significa que debas tenerla o sea necesario tenerla.
 
4- “Como no hice lo que debería haber hecho con él, soy una porquería de persona”. Tus cualidades y acciones pueden ser evaluadas por los demás legítimamente, pero no pueden evaluar tu yo, tu totalidad, tu personalidad completa. Tienes muchas cualidades, unas buenas y otras malas, algunas de ellas hoy son de una forma y mañana pueden ser de otra. Puedes ser buena, por ejemplo, escribiendo, pero eso no te hace una buena persona, o puedes ser mala sexualmente, y tampoco te convierte en basura.
 
Todas las personas son demasiado complejas para ser evaluadas total y globalmente. Todos los humanos somos simplemente humanos, ni gusanos, ni ángeles. Por tanto, lo mejor que puedes hacer es reconocer tus acciones poco eficaces, dejar de quejarte por lo que hiciste, y hacer lo necesario para no repetirlo, si te perjudica.
 
5- “Soy una inútil, cualquier hombre con el que salga se dará cuenta de ello y nunca podré tener una relación”. Las preferencias y gustos de las personas varían mucho y habrá quien te aceptará por las mismas razones por las que otros te rechazarán. Si él y otros te rechazan eso prueba que, quizás algunas de tus cualidades sean difíciles de aceptar por algunos hombres. Pero difícil sólo significa difícil, no imposible. Si realmente alguna de tus cualidades no son demasiado atractivas, sólo significa que debes buscar y trabajar con más ahínco para encontrar el tipo de persona que quieres.
 
6- “Es tan horrible no encontrar el hombre que quiero que no vale la pena seguir viviendo”. ¡Por supuesto que no! La vida probablemente será menos agradable sin el sexo, el amor y la compañía, pero no horrible. Aunque fueran cosas inalcanzables para ti, que no lo serán si sigues buscando, existen otras muchas cosas de las que puedes disfrutar. Si realmente fuera inalcanzable para ti, sería desagradable, pero no horrible o catastrófico, porque siempre puedes encontrar algo que dé sentido a tu vida y te haga feliz. Si te rindes te niegas cualquier posibilidad de tener lo que deseas (no que necesitas).
 
Cuando te sorprendas diciéndote a ti misma que algo “debería haber sido”, o “es necesario”, o “es horrible”, o “insoportable”, trata de cambiar estas palabras por “me gustaría que fuese”, “sería conveniente”, “es poco deseable”, “intentaré conseguirlo”... Desaparecerá poco a poco la angustia y los sentimientos perturbadores y paralizantes. Ante el fracaso sentimental no te sentirás locamente feliz o delirantemente indiferente, emociones que también serían dañinas, pero puedes llegar a sentirte equilibradamente triste y afectada, y ser capaz de utilizar estos sentimientos para ayudarte a ti misma en una futura búsqueda de algún otro hombre que te quiera de verdad.

Como conclusión. Las mujeres no sufrimos el “Mal de amores”, por nuestro deseo sensato de intimidad, ni por nuestro fuerte deseo o preferencia por relacionarnos íntimamente con otros, que es muy legítimo y saludable; sino por nuestra enorme exigencia o imperativa necesidad de tener esta forma de relación personal. Debemos mantener una lucha interna por superar estas exigencias pueriles y transformarlas en fuertes (aunque no necesarios) deseos, y aprender a vivir con la dura realidad del fracaso, con ello aumentaremos las posibilidades de conseguir lo que deseemos en el futuro.

Mal de Amores (III). Hostilidad en el amor.


Mal de Amores (III). Hostilidad en el amor.

En este tercer artículo, sobre la vivencia femenina de las relaciones amorosas y sentimentales, defendemos una mujer con derechos propios y no meramente como formando parte de la relación hombre-mujer. Mujeres con derecho a ser tan felices como sean capaces de descubrir por ellas mismas, para saber lo que les gusta y ayudarse a lograr eso que les gusta. Capaces de relacionarse íntimamente (y a veces sexualmente) con los hombres que libremente elijan. Mujeres que se aceptan a sí mismas plena e incondicionalmente, que valoran sus características personales, sus hechos y actuaciones.

En esta línea abordamos un nuevo aspecto de su mundo afectivo: la forma de afrontar los sentimientos de hostilidad hacia el ser querido, que en ocasiones surgen ante el fracaso o las dificultades en la pareja, y que hacen peligrar su continuidad.

Hostilidad en el amor.


La mayor parte de las mujeres, lo mismo que la mayor parte de los hombres, se “deprimen” o se “hunden” cuando “creen” que han actuado de forma inadecuada en una relación amorosa, o cuando son rechazadas por alguien a quien quieren, o bien cuando se sienten frustradas e insatisfechas sexualmente. En cambio, algunas otras mujeres responden con fuertes sentimientos de hostilidad o rabia, generando tanto o más sufrimiento y entorpeciendo la superación del malestar emocional.

Un ejemplo típico es el de una mujer que observa la aparente falta de interés de su pareja, marido o amante, o que parece estar interesado en otra mujer. Ella se vuelve intensamente celosa y hostil, tan desagradable en su comportamiento con su pareja que, a veces, ella acaba siendo la causa de la ruptura de la relación.

Si en alguna ocasión te has sentido “atrapada” por estos intensos sentimientos de rabia y odio hacia quien amas, probablemente tendrás el firme convencimiento de que el culpable de tu dolor es él y te verás abrumada por pensamientos como los siguientes:
  • Es horrible que me esté tratando así!
  • ¿Cómo puede portarse tan mal conmigo?
  • El no debería actuar así…
  • Es un “cerdo” al portarse así conmigo!
Trata de analizar de forma lógica y racional esto que piensas, intenta cuestionar si es real esto que te dices a ti misma y sientes, por ejemplo de la siguiente manera:
  • No es “horrible” que él te trate así. Horrible sería el 100% de desagradable, seguro que puedes encontrar situaciones o desgracias muchísimo más desagradables. Solamente no te gusta, o incluso es muy inconveniente, pero… no horrible.
  • Incluso si él está realmente actuando mal (que podría no estar haciéndolo tan mal…), ¿por qué el no puede portarse mal contigo? Tiene derecho como ser humano a cometer errores e injusticias.
  • Sería estupendo que él se comportara contigo más cariñosamente, pero ¿por qué el “debe”, “es necesario” y “tiene que” comportarse como tú dices y quieres que se comporte? Sólo porque tú quieras que las cosas sean de un modo determinado no serán como tú quieres.
  • Por supuesto que él puede seguir comportándose como un “cerdo” pero no lo convierte como ser humano, en un cerdo total y absoluto. En otros muchos aspectos probablemente contigo y con los demás se porte bastante bien. Estás condenando el total de su persona, cuando sólo es un aspecto de su conducta la que te disgusta.
El dolor y la rabia que sientes no están causados por el comportamiento de tu pareja, sino por la forma que tú tienes de valorar e interpretar el problema. Si su comportamiento realmente te disgusta, es saludable emocionalmente que te sientas sensatamente triste, apenada y molesta o preocupada, pero nunca desequilibradamente celosa y llena de odio.

Sólo conseguirás sentirte controladamente mal si tratas de cambiar tus ideas sobre la situación, si aceptas que os estáis distanciando, que tenéis un problema… y que esto te disgusta, que preferirías que el compañero que has elegido te amara toda la vida… pero no hay ninguna razón para que esto sea necesariamente así. Acepta que nada te puede garantizar que vas a tener el amor total y pleno de un hombre y trabaja, esfuérzate para que tu felicidad no dependa sólo de que tu relación de pareja “funcione”.