domingo, 27 de junio de 2010

Buscar empleo (II) – Inventario personal.


Buscar empleo (II) – Inventario personal.

Si estás buscando empleo aquello de "cualquier cosa. Hay que agarrarse a lo que salga", aunque puede ser una realidad según sea tu situación personal, no te ayudará en nada a salir de ella, no sirve cuando se pretende realizar una búsqueda de empleo activa. Mejor dirigir la búsqueda hacia objetivos concretos. Si buscas/deseas algo (un trabajo), es más probable que puedas encontrarlo si sabes qué es lo que buscas para dirigir adecuadamente tu búsqueda.

El primer paso a realizar en la tarea de buscar trabajo es definir de forma clara, concreta y concisa QUÉ trabajo queremos conseguir, cuáles son nuestros objetivos profesionales  inmediatos y a medio plazo. Para ello primero hemos de responder a una serie de preguntas básicas:
  • ¿Cómo soy yo?
  • ¿Qué me gusta hacer?
  • ¿Qué puedo hacer?
  • ¿En qué actividades he tenido éxito en el pasado?
El proceso de búsqueda de empleo es muy similar a una venta, en el que uno mismo es el vendedor y el producto, y el cliente es la empresa que puede contratarnos.

Lo primero que necesita conocer un vendedor son las características del producto que intenta vender; lo segundo, a quién puede interesarle tal producto, y lo tercero, debe conocer las técnicas de venta. En este momento nos vamos a ocupar del producto: las cualidades, preferencias, puntos fuertes y puntos débiles de uno mismo.

Las personas que nos pueden contratar necesitan saber qué clase de personas somos, desde el punto de vista de nuestra formación, experiencia laboral, nuestros intereses profesionales y extra-profesionales, nuestras habilidades específicas. Necesitan saberlo para saber qué les podemos ofrecer y si les interesa o no pagarnos un sueldo a cambio de nuestros servicios.

A continuación, es conveniente decidir qué tipo de trabajo preferimos y/o podríamos realizar, y aquí no vale decir: "un trabajo acorde con mi formación". Una misma titulación académica puede dar lugar a opciones profesionales muy diversas.

Cuanto mayor sea tu flexibilidad en movilidad geográfica, tipo de empresa, disponibilidad de horario, etc..., mayores serán las posibilidades de obtener un trabajo conveniente.

Tu personalidad limita el abanico de posibilidades de elección, pero tus condiciones físicas pueden ser también un condicionamiento digno de ser tenido en cuenta.

Tu constitución física, tu estado general de salud, tus posibilidades motoras, tu vista, tu oído, tu articulación verbal,... si constituyen un handicap para el ejercicio de determinados tipos de trabajo, deberías concentrar tus esfuerzos en trabajos en los que tus limitaciones físicas no fuesen un obstáculo.

Nos ayudará hacer un inventario de tus realizaciones, enumera y escribe todo lo que hayas hecho, además de todas aquellas actividades formativas en las que hayas participado (cursos, seminarios,...). Poco importa que la actividad o actividades que hayamos realizado no sean de carácter laboral y fijo. Lo que a nuestros posibles "clientes" les interesa saber es qué hemos hecho, qué logros alcanzamos, qué enseñanzas obtuvimos de nuestras experiencias, y cómo estas enseñanzas pueden ser transferibles a nuestra carrera profesional. Debemos, pues, hacer una lista de nuestros logros en las actividades que hayamos llevado a cabo (formativas o no).

La relación de tus logros te será de mucha utilidad posteriormente para la redacción de tu curriculum y para preparar entrevistas.

Hasta el momento, hemos “investigado” en los aspectos favorables de nuestra personalidad y las actuaciones exitosas. Así debe ser, pues no hay ningún producto que se venda recalcando sus aspectos negativos.

Pero, aunque no debemos mostrar ingenuamente los puntos débiles de nuestra personalidad, de nuestra formación o de nuestros logros, sería muy peligroso hacer la vista gorda sobre nuestros fallos y carencias y pretender que no existen. Antes o después, estos puntos débiles atraerán la atención de las personas que nos pueden contratar. Es preferible prepararnos para, conociendo nuestros puntos débiles, defenderlos, justificarlos o minimizarlos. Preparemos nuestro argumentario.

Hagamos un listado de nuestros puntos débiles e intentemos encontrar al menos dos argumentos distintos, o más, si eres capaz de ello, válidos para defender tu candidatura ante un eventual ataque de un futuro empleador. Para ello, ponte en el lugar de tu hipotético interlocutor, emplea los argumentos desde su punto de vista. Recordando que si somos contratados, lo seremos únicamente por una de estas cuatro razones:
  • Porque podemos aumentar los beneficios de la empresa.
  • Porque somos capaces de aumentar la eficiencia del servicio.
  • Porque podemos aumentar la buena imagen de nuestro jefe directo.
  • Porque podemos descargar a nuestro futuro jefe de tareas que no le agradan o para las que no tiene preparación o tiempo.
Al final de este apartado debemos haber elaborado un material que nos será útil para las fases siguientes (elaboración del curriculum, preparación de las entrevistas…), a saber:
  • Una lista de adjetivos que describan cómo somos.
  • Un listado en que se especifique qué tipo de trabajo es más acorde con nuestra personalidad y preferencias personales.
  • Una apreciación honesta de nuestras limitaciones físicas, si es que hay alguna.
  • Un inventario de nuestros logros y realizaciones, y formación.
  • Un inventario de nuestros puntos débiles y su argumentario.

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